miércoles

¡Tsunami en Comodoro Rivadavia!

  Sobre llovido mojado. El 2017 es complicado para los comodorenses.
  Como si fuera poco la presencia de naves extraterrestres, el desempleo, la falta de combustibles, etc., ayer ocurrió lo que jamás había ocurrido.
  La tarde se nubló rápidamente, pero qué íbamos a imaginar el infierno que se desataría. Si existe eso que muchos llaman "memoria histórica", no había nada allí que nos alertara del peligro.
  Todos estábamos haciendo las cosas de todos los días. Los gobernantes hablaban de grandes cosas que nunca sucedían, los comerciantes miraban por la vidriera esperando el milagro de algún cliente, los chicos trataban de robar algo de los autos abandonados cerca de las estaciones de servicio, las prostitutas se peleaban por atender a los pocos clientes que todavía tienen un poco de dinero o algo de valor... Y de pronto empezó a llover y a llover. Lo que empezó como una serena llovizna reveló en pocos minutos su naturaleza brutal. El cielo se oscureció por completo y el viento arreció y comenzó a arrancar carteles, árboles, palmas de luz, a dar vuelta vehículos.
  Nunca habíamos visto algo así. Ni nuestros padres ni los padres de nuestros padres. Lo dicho, no había memoria histórica. Tampoco nadie nos había advertido de lo que se venía. ¡Qué observatorio de qué país del primer mundo se iba a preocupar por nosotros, pobres y hambreados en un planeta que ya no contaba con habitantes en esta región!
  Afortunadamente, movidos por el instinto, todos fuimos refugiándonos en nuestros hogares o en lugar más o menos seguros. Nosotros, en Comodoreta, subimos al primer piso a mirar por la ventana. Y fuimos espectadores privilegiados de la brutalidad de la naturaleza.
  Lejos, en el mar, una línea se desprendió del horizonte y comenzó a avanzar. Y, a medida que avanzaba, crecía y parecía trepar hacia el cielo. Nadie que haya visto eso podrá olvidarlo.
  En la redacción, Juana, que siempre habla, se calló. Esteban, que nunca suelta el mate, lo dejó caer al piso. El turco, que se pasa el día con la ñata contra el vidrio, se fue corriendo al baño y no salió hasta el día siguiente.
  El suceso fue extraño. Ese muro gigantesco de mar, que empequeñecía al Chenque, experimentó un giro hacia el sur antes de llegar a la costa de Comodoro y solo nos azotó con su cola. Para nosotros no fue más que el susto más grande que alguna vez hayamos experimentado. También para los habitantes de Rada Tilly.

  Pero no fue así para los residentes de La Herradura Country Club. El tsunami arrasó con todas las casas. Aparentemente, la forma de herradura dada por las elevaciones frente a la costa favoreció la violencia de las gigantescas olas.
  Dos integrantes del equipo ya han salido en bicicleta hasta el lugar del siniestro. Si bien todavía no hay información oficial, se presume que no hay víctimas fatales. La gente que vive en La Herradura es tan superficial que es imposible que se vaya a pique.

Fecha: jueves 9 de marzo de 2017